Salía de su casa sabiendo que
aquellos habían sido los últimos besos que se daban. Siempre supo que aquello
tenía fecha de caducidad y por ello no dolía. No iba a olvidar aquellos labios fácilmente.
Como tampoco iba a olvidar fácilmente cada rincón de aquel cuerpo del que tenía
todavía mucho por descubrir. La imagen de su cuerpo desnudo no le iba a
desaparecer de la retina en mucho tiempo. El recuerdo del roce de su piel la
acompañaría durante muchas noches. El olor de su cuerpo que llevaba impregnado
no se le iba a ir después de la ducha. Pero no dolía. Lo había aceptado de
antemano. Y esta vez no perdía. Solo se iban sus besos…
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada