dissabte, 21 de setembre del 2013

Un nuevo capítulo por escribir



Eran las 16:30 de la tarde cuando llegó a casa de trabajar. Normalmente llegaba antes pero era viernes y se había quedado a tomar algo con algunos de los compañeros. Llegó agotada de toda la semana y de haber dormido poco aquella noche. Era la primera semana del mes y, como de costumbre, el jueves se acostó tarde después de la cena de rigor con las amigas de siempre. 

Dejó el bolso en la mesa del comedor, sacó el tabaco y se fue a la cocina a prepararse un café. Sabía que en cuanto se lo tomara se metería en la cama, porque después de tanto tiempo, parecía que la cafeína hacia el efecto contrario sobre ella. Sacó el móvil para ver si Olivia le había dicho algo y al ver que no tenía ningún mensaje suyo, supo que sus 30 minutos de siesta estaban asegurados.

Iban a pasar todo el fin de semana fuera y salían aquella misma tarde. Pero los viernes Olivia no tenía horario concreto para salir de trabajar y como no le había dicho nada todavía, y tenía una hora de camino para volver a casa, sabía que podía relajarse un rato. Así que se tomó el café tranquilamente mientras se fumaba un cigarro, pensando en cual sería el destino de esa escapada de fin de semana que le tenían preparada por su aniversario. En cuanto terminó se fue directa a la habitación y se quedó dormida nada más tumbarse en la cama.

Olivia imaginaba que se la encontraría durmiendo así que entró en la casa muy silenciosa. Desde la entrada pudo ver como la puerta  de la habitación estaba abierta, ella la había cerrado al salir, lo que quería decir que Belén estaba en casa. La taza del café estaba en la pica, y en el comedor no había nadie. Belén se sentó un momento en el sofá a terminar de meditar aquello que la tenía dándole vueltas a la cabeza toda la semana. Desde un principio la intención era dárselo para concluir el fin de semana y no antes de salir, pero los regalos se le escapaban de las manos, y más ese.

Se sentía nerviosa. Toda la seguridad que tenía en aquella relación, que ya duraba 4 años, parecía desvanecerse en cuanto cogía aquella caja. Sabía que la quería, sabía que se querían, confiaba en aquel proyecto de vida que habían iniciado mucho antes de irse a vivir juntas. Pero aquella situación la estaba desbordando.

Ninguna de sus anteriores relaciones había durado más de 18 meses. En todas había habido discusiones, peleas, celos, malos entendidos, infidelidades, pero con Belén, nada de eso había ocurrido. Hablaban, debatían, se entendían, se comprendían, apenas había acuerdos porque todo les salía de  modo natural. En cuanto a la situación económica de ambas se estabilizó, el buscar una vivienda conjunta casi se dio por entendido… Y ahora que todo las sonreía, aquel era el paso que ambas deseaban dar y lo sabían. Tenían una serie de planes de futuro que aun sin fecha definida, si tenían que tener un orden bajo los deseos de ambas.

Pero a pesar de todo, Olivia llevaba una semana sintiendo pánico a destrozar aquellos 4 años de relación de un plumazo, aun sabiendo que esa sensación no tenía fundamento alguno. Absorta en sus pensamientos, no se dio cuenta de que Belén acababa de despertarse y la miraba desde la puerta.

Olivia tenía la alianza en la mano, de modo que todas las dudas sobre si pedírselo en ese momento o esperar al domingo se disiparon.

-¿Tu amante acaba de pedirte matrimonio o acabo de fastidiarte la sorpresa?

Belén se sentó a su lado mientras Olivia se reía sin dejar de mirar el anillo.

-Dudaba de poder disfrutar del fin de semana con los nervios de esperar al domingo para dártelo.
 -Pues quítate esa duda de la cabeza.

Olivia era muy clásica para algunas cosas y, aunque tardó unos segundos para hacerlo, se arrodilló frente a Belén. 

-Sabes que jamás había conocido una mujer como tú, con la que poder ser yo misma sin que ello fuera un problema para la relación. Sabes que jamás me había sentido tan querida y respetada como desde el día en que te conocí. Eres la mujer con la que he podido hacer realidad los sueños personales y de pareja que he tenido siempre. Sabes como apoyarme para que consiga todo lo que me propongo. Alegras mis días y mis noches  por más negros que sean y siento que en tus malos momentos no soy una carga para ti, sino un alivio. Quiero seguir viéndote crecer, quiero seguir disfrutando tus logros, quiero seguir a tu lado subiendo las cuestas que nos encontremos en el camino, y quiero seguir construyendo esa vida en pareja que siempre hemos soñado las dos y de la que ya hemos escrito varios capítulos. El siguiente ya tiene título, y solo quiero empezar a escribirlo desde ya. ¿Quieres casarte conmigo?



Belén se dejó poner aquella alianza como signo de aprobación y, dejando a Olivia algo desconcertada, le pidió que se quedara sentada esperando un momento. Fue a la habitación y salió con otra alianza de las manos.

-Desde el día  que la compré me di 6 meses de margen para esperar a que me lo propusieras tú, sencillamente porque sabía que preferías que así fuera. Pero eso no quita que mi deseo de escribir este nuevo capítulo haya nacido ya. Por suerte solo he esperado 4 meses. Te amo mi vida. Y sí, quiero casarme contigo.

Ambas tenían lágrimas en los ojos, y una gran sonrisa en el rostro. Se abrazaron, se besaron y miraron el reloj. Belén le preguntó a que hora tenían que salir.

-Hasta las 22:00 de la noche no nos sirven la cena.
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