diumenge, 27 de juliol del 2014

Vivo y escribo


Recuerdo momentos en mi vida en los que sentía que o vivía o escribía, y en cierto modo era real. Cuando sentía que la vida no me sonreía construía realidades ficticias en las que, aunque no todo iba bien, siempre había un modo de salir adelante y ser feliz en conjunto. Cuando sentía que nadie me amaba inventaba un mundo en el que esa persona que ocupaba mi mente y mi corazón sentía lo mismo por mí. Lograba evadirme de una realidad que no me satisfacía a través de los mundos que habían inventado otros en sus novelas e inventando los míos propios.

Por suerte, eso cambió. No fue fácil, no fue ni sencillo ni rápido, pero ocurrió, y ocurrió del mejor modo posible, gracias a mí. Hoy en día, aunque no me sonría la vida el modo que me gustaría, aprovecho cada una de las alegrías que me ofrecen para andar por ese camino que llamamos felicidad. Tengo días no tan buenos como quisiera, pero continúo teniendo motivos para sonreír que generalmente pueden con todo lo demás, y tengo a mi gente para compartir lo bueno y lo no tan bueno.

Hoy en día vivo y escribo, vivo mi vida, no la de otros, y escribo sobre mi vida, sobre la de otros, sobre la de nadie, sobre lo que pasa en el mundo, o sobre lo que si está pasando yo no lo sé, pero lo imagino. Escribo porque me gusta, porque me nace, porque no lo puedo evitar, porque se me van las manos frente a un ordenador o un papel en blanco (o puede que no tan blanco), porque me vienen frases a la cabeza que necesito inmortalizar. Y a veces también escribo porque otras personas me piden que lo haga, porque les gusta como lo hago, porque le doy forma a cosas que les pasa por la cabeza y porque me gusta que les guste que algo que me nace de dentro, me encanta e incluso necesito hacer.

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