Recuerdo momentos en mi vida en los que sentÃa que o vivÃa o escribÃa, y en
cierto modo era real. Cuando sentÃa que la vida no me sonreÃa construÃa realidades
ficticias en las que, aunque no todo iba bien, siempre habÃa un modo de salir
adelante y ser feliz en conjunto. Cuando sentÃa que nadie me amaba inventaba un
mundo en el que esa persona que ocupaba mi mente y mi corazón sentÃa lo mismo
por mÃ. Lograba evadirme de una realidad que no me satisfacÃa a través de los
mundos que habÃan inventado otros en sus novelas e inventando los mÃos propios.
Por suerte, eso cambió. No fue fácil, no fue ni sencillo ni rápido, pero ocurrió,
y ocurrió del mejor modo posible, gracias a mÃ. Hoy en dÃa, aunque no me sonrÃa
la vida el modo que me gustarÃa, aprovecho cada una de las alegrÃas que me
ofrecen para andar por ese camino que llamamos felicidad. Tengo dÃas no tan
buenos como quisiera, pero continúo teniendo motivos para sonreÃr que
generalmente pueden con todo lo demás, y tengo a mi gente para compartir lo
bueno y lo no tan bueno.
Hoy en dÃa vivo y escribo, vivo mi vida, no la de otros, y escribo sobre mi
vida, sobre la de otros, sobre la de nadie, sobre lo que pasa en el mundo, o
sobre lo que si está pasando yo no lo sé, pero lo imagino. Escribo porque me
gusta, porque me nace, porque no lo puedo evitar, porque se me van las manos
frente a un ordenador o un papel en blanco (o puede que no tan blanco), porque
me vienen frases a la cabeza que necesito inmortalizar. Y a veces también
escribo porque otras personas me piden que lo haga, porque les gusta como lo
hago, porque le doy forma a cosas que les pasa por la cabeza y porque me gusta que
les guste que algo que me nace de dentro, me encanta e incluso necesito hacer.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada