Los años pasan para
todos. Inés, en los últimos meses se había dado cuenta que, por suerte, una con
el tiempo va aprendiendo y un día se da cuenta que ha madurado. La vida de cada
una va tomando un rumbo, ya no sales del instituto directa a encontrarte con
tus amigos, no esperas que sea fin de semana para salir hasta el amanecer, ni
huyes de las reuniones familiares porque te resultan un fastidio. Pero por
suerte, la complicidad con aquellos que continúan compartiendo tu vida, porque
tú y ellos queréis, aunque ya no os veáis todos los días ni os llaméis todas
las noches, sigue intacta. Con una mirada saben y sabes como están. Con una
sonrisa, explicas que la vida te ha dado más palos de lo que te había dado con
15 años, pero ya no dices que la vida es una mierda, sino que has aprendido de
una nueva experiencia, que hay algo que ya has vivido y que no te va a volver a
pasar. Con una carcajada, compartes las nuevas alegrías que has tenido la
suerte de vivir y que has aprovechado para experimentar. Con una lágrima, o
unas cuantas, compartes tus últimas penas y las reduces a la mitad para poder
dar un paso más en dejarlas atrás.
Si quereis saber como sigue, y como empieza, llevaré copias al próximo recital.
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