dimecres, 25 de novembre del 2015

Ciudades, nombres, noches.


La ciudad no depende de sus edificios, sino de sus habitantes.

Un lugar no es sino han sido y/o son las personas que han escrito y siguen escribiendo sus historias.

Las personas no somos hasta que no compartimos. Creo que me entiendes.

Compartiendo crecemos, nos damos formas. Nos reconocemos en las voces, en las palabras, en los gestos. En las pieles que dejamos cruzar ese límite, ese que solo nosotras sabemos donde está.

Las noches, los amaneceres, los vermuts que ven anochecer, no son sino los vivimos. Una noche cualquiera, un amanecer cualquiera, una Mahou, una Sant Miguel, tu amada Voll Damm, mi querida Moritz. Un verdejo. Un tekila, la botella. El tiempo. No importa. Si compartimos.


¿Un paraíso? Tus manos agarrando un bolígrafo sobre un folio en blanco. Mi bolígrafo, mi libreta, un tren. Un paraíso. Tu paraíso. Hoy. Cronopios. Mañana. Cronopios. Siempre. Aquel lugar donde te sientas siendo.

© Carola C. Ballesteros

dilluns, 23 de novembre del 2015

Te quieres quedar

Antes te querías ir por lo mismo que ahora te quieres quedar.
Pero al revés.

© Carola C. Ballesteros

dissabte, 22 d’agost del 2015

dissabte, 8 d’agost del 2015

No lo puedo evitar...


Se levantó, se acercó a mi y me besó. Entre besos, abrazos y ojos húmedos, esperando a ver cuantas rallitas iba a tener aquel palito, se nos pasó el tiempo por 27 segundos. 

© Carola C. Ballesteros

dijous, 9 de juliol del 2015

Tiempo sin escribir

Llevo tiempo sin escribir, pero la historia sigue viva. Y quiero saber como sigue.

dilluns, 27 d’abril del 2015

Hace tres años



Hace mucho tiempo dejé de creer en ese amor idealizado. No se trataba de volar ni de fuegos de artificio, sino de ser y dejar ser, de cuidar y ser cuidada, de respetar y ser respetada. De reír, de soñar, de idear y crear juntas. De amarnos, querernos, desearnos al mismo tiempo que sostenernos, apoyarnos y defendernos cuando el suelo parece temblar a nuestros pies.

Un buen día, sorprendiéndome a mi misma volví a sentir esos fuegos de artificio, esa sensación de elevarme del suelo, esa atracción que empuja el cuerpo hacia adelante cuando la tienes en frente. Ese día fue exactamente el 13 de abril del 2012. Dos semanas más tarde, ese remolino de sensaciones seguía en mi interior y a las 5 de la mañana ya no pude más. Siempre he creído que no he sabido jugar mis cartas en el amor, hoy puedo decir que me tocó la lotería. Y eso ocurrió porque ambas decidimos dejar a tras todos nuestros miedos y jugar en esta vida juntas. 



Solo puedo darte las gracias por apostar conmigo. Y decirte que espero que esta apuesta nunca termine. Te amo.

dissabte, 11 d’abril del 2015

A ella no le gusta que lo haga

A veces pienso que tengo que hacer algo para no tomarme la medicación, a ella no le gusta, y siempre que me la tomo se va.


La soledad es muy mala ¿sabéis? Y no hablo de esos momentos que una busca para estar tranquila, haciendo lo que le plazca, conectando con esa parte interior que rodeada de gente en ocasiones nos  parece distorsionada. Hablo de sentirte sola de verdad, con todas las letras y en mayúsculas.

A mí antes no me pasaba esto. Yo tenía una vida normal, bueno quizás no pensareis que era una vida normal, pero fue la mejor vida que había logrado alcanzar nunca. Había conseguido tener por fin una pareja que me quería del mismo modo que yo la quería a ella y ninguna de las dos estaba por encima de la otra en nuestra relación. Ambas manteníamos el negocio a medias, lo teníamos todo controlado, no se nos escapaba ni un detalle. Y aunque pasáramos días separadas para que los planes salieran como queríamos, las dos volvíamos a sentir mariposas en el estómago en cada reencuentro.

Un día tuvimos que decidir si seguir adelante o quedarnos donde estábamos. Sabíamos el riesgo que corríamos si nos lanzábamos al gran mercado y aunque nunca fue nuestro objetivo, teníamos que reconocer que nos habíamos enganchado a las emociones fuertes, y si algo nos daba el narcotráfico, era descargas de adrenalina constantes.

Hasta que un día todo se fue a la mierda. Al hacernos grandes corríamos mayores riesgos y lo sabíamos, y un día alguien nos falló. Y lo hizo cogiéndonos totalmente desprevenidas. ¿Quién iba a pensar que iban intentar matarnos en medio de la calle? Pues lo hicieron, le pegaron un tiro en medio del pecho y calló sin vida al suelo. Marco se quedó con ella mientras esperaba que vinieran a recogernos y yo, que vi perfectamente quien disparó, salí corriendo detrás de él. No recuerdo la escena con grandes detalles de lo que nos rodeaba, pero si le recuerdo a él corriendo, mirando hacia atrás de vez en cuando y disparando su arma sin acertar a darme. Recuerdo como salté sobre él cuando vi que lograba alcanzarlo y como lo maté a golpes. Primero le estampé la cabeza contra el asfalto y luego empecé a darle puñetazos en la cara. Le rompí la nariz, le rompí los pómulos, le partí los labios, le saltaron los dientes. Su cara estaba totalmente ensangrentada cuando me agarraron por detrás y me levantaron.

Había querido arrebatarme lo único que le había dado sentido a mi vida y yo le arrebaté la suya.

Desde entonces vivo en el pabellón de psiquiatría de esta prisión. Donde el psiquiatra quiere atiborrarme de pastillas cada vez que le hablo de ella y yo hago lo posible por evitar tomarme esas pastillas delante de las enfermeras porque sé que a ella no le gusta que lo haga, porque cuando me las tomo no viene a verme.

© Carola C. Ballesteros

dilluns, 23 de març del 2015

Viaje a Madrid II

Hablando de contradicciones... Creía que esto no pasaría, pero está pasando, así que no voy a perder la oportunidad de seguir escribiéndolo...


dilluns, 2 de març del 2015

Fotos de la presentación de Viaje a Madrid

Aquí teneis el enlace para ver las fotos de la presentación de Viaje a Madrid del pasado sábado en Miscel·lània.

De nuevo daros las gracias a todas y todos los que vinísteis por acompañarme es este día.

Fotos Presentación Viaje a Madrid


dissabte, 21 de febrer del 2015

Seguir soñando

Cuando camino sobre la inercia de mi día a día siempre encuentra el modo de devolverme a mi esencia permitiéndome seguir soñando.

diumenge, 15 de febrer del 2015

Presentació "Viaje a Madrid"



Vaig començar compartint el que escrivia mitjançant un blog, després compartint recitals amb Erika G. Rubio a Caer i Ola, però aquest relat és massa llarg per al blog o per a recitar-lo. Així que he pensat, que la millor manera de compartir-lo és aquesta. Si us sembla, el dissabte 28 de febrer a les 19h us explico com va néixer “Viaje a Madrid” i si voleu una copia la podreu adquirir. Estaré encantada de trobar-vos a Miscel•lània

Presentación "Viaje a Madrid"


Empecé compartiendo lo que escribía a través de un blog, luego compartiendo recitales con Erika G. Rubio en Caer Iola, pero este relato es demasiado largo para el blog o para recitarlo. Así que he pensado, que el mejor modo de compartirlo es este. Si os apetece, el sábado 28 de febrero a las 19h os explico como nació "Viaje a Madrid" y si queréis una copia la podréis adquirir. Estaré encantada de veros en Miscel.lània.

dimecres, 28 de gener del 2015

La Mansión



Acabo de entrar en esta mansión y lo primero que tengo que hacer es acomodar la vista al cambio de luz. Parece que la inmensidad de la casa la convierta en un micromundo alejado de todo lo que ocurre fuera. Ahora veo lo que ensombrece los enormes ventanales. Las cortinas son largas, pesadas, tupidas y negras. Se tragan toda la luz que llega de un día tan soleado como el de hoy, porque a pesar de la ausencia de nubes fuera y de la enorme luminosidad que podría tener esta mansión, las cortinas obligan a iluminar la casa con luz artificial. Además resulta curioso, las lámparas están colocadas de un modo totalmente estratégico, permitiendo caminar sin tropezarte con nada, pero no dejan ver en detalle qué es lo que hay sobre los pocos muebles que veo. 

Además de lo sorprendente de la oscuridad de este hogar, hay otro detalle que no puedo pasar por alto: todo está donde debe estar. Aunque en un primer momento, mientras me acomodaba al cambio de luz, no he visto más que las siluetas del mobiliario, ahora me doy cuenta que todo, absolutamente todo, está alineado en diferentes niveles. Podría trazar líneas rectas de un mueble a otro, de un cuadro a otro, de una silla a otra.

Don Enrique acaba de llegar. Voy a ayudarle a sacar las cosas del coche. Recuerde no correr las cortinas antes de que volvamos.

Me tranquiliza la idea de pensar que podré darle luz a la inmensidad de esos salones sin paredes. Si pretenden vender la casa, las fotografías que quieren que haga deberían potenciar lo mejor de ella, y lo tienen tapado como si de la morada de un vampiro se tratara.

Justo a la derecha de donde me encuentro, hay una enorme escalera curvada que sube a un segundo piso en el que, imagino, estarán las habitaciones. Creo que mejor espero a que vuelvan a enseñarme la casa. Necesito más claridad para explotar toda la majestuosidad de esta vivienda. Mientras espero, el silencio absoluto que me envuelve, se ve perturbado por el ruido sordo de un balón de baloncesto bajando por las escaleras. Y lo hace de tal modo que sigue la curva que éstas hacen y continúa su camino hasta quedar bajo la falda de una de las cortinas.

¿Hola?

Creía que no había nadie más en la casa, pero parece obvio que la pelota, aquí como en cualquier otro lugar, debe haber sido empujada por alguien, o por algo. Esto ha resultado perturbador de la inmovilidad del ambiente y de sus líneas perfectas.

Voy a subir a mirar de donde ha salido el balón. Viendo que el mayordomo y Don Enrique  tardan, voy a satisfacer mi curiosidad. Subo lentamente las escaleras, tengo la sensación de que un ritmo más elevado alteraría el ambiente. Una vez arriba, me encuentro con un descansillo enorme con una mesita y dos butacones presidiéndolo.

No tengo idea de por donde ha venido la pelota. Miro a los dos lados del pasillo, no puedo ver el final. Y tampoco ninguna puerta abierta. A diferencia de los salones de abajo, aquí sólo hay dos lámparas, una al inicio de cada uno de los lados. Mi curiosidad no es superior todavía a mi saber estar. Así que voy a preguntar de nuevo antes de volver abajo, si alguien en alguna habitación, podría responder a mi llamada.

¿Hola?

Y tengo suerte. Una puerta se abre. Pero no sale nadie de ella. Estoy empezando a sentirme actor de una película de terror, y para hacerle honor a esa sensación, me dirijo hacia esa puerta. Con lo poco que está abierta, sólo puedo entrever algunos muebles de la habitación, y veo claramente que debe ser la de un niño. Creo que debería tranquilizarme, pero la situación en aquel ambiente tan frío, inmóvil y oscuro no deja que lo haga. Abro la puerta por completo para terminar de golpe con aquella intriga, y me encuentro a un niño de unos 10 años sentado en una silla mirando a la nada mientras se balancea sobre si mismo.

No me mira, pero advierte mi presencia.

¿Jaime?
Pelota.
Buenos días, Jaime.

Por la mirada que tiene y esos movimientos estereotipados, advierto que Jaime no va a parar hasta que vuelva a tener la pelota con él.

Pelota.
¿La pelota que ha caído al piso de abajo es tuya?
Pelota.

Como esperaba, no responde a nada. El mejor modo de conseguir  que conecte conmigo y de tranquilizar a Jaime, es bajando a por el balón. Así que recorro de vuelta el camino hecho y lo cojo de debajo de la cortina. Teniéndola tan cerca, noto su pesadez y lo tupida que es. Ahora que sé que es la casa de Jaime entiendo tanta oscuridad. Subo de nuevo y le llevo la pelota. Sigue sin mirarme.

Se levanta y me coge la pelota de las manos. Vuelve a sentarse, ahora con un balanceo más pausado, abrazado al balón.

Pablo.
Hola Jaime. Sí, soy yo. No nos veíamos desde que saliste del Hospital. Me alegra volver a verte. Tienes una casa muy bonita.
Pablo.

Jaime se levanta de la cama y guarda el balón en el armario. Se acerca al escritorio y coge las gafas de sol que tiene guardadas en uno de los cajones. Se pone a mi lado y se dispone a salir de la habitación.

Pablo, ven.

Conozco poco al chico, en los dos meses que pasamos juntos en el hospital nos hicimos muy amigos, pero creo que no me equivoco cuando intuyo que va a ser él el que me muestre la casa con las cortinas corridas. Y me alegro, porque el mayordomo y Don Enrique parecen comportarse como si no tuvieran invitados en la casa.

Cuando Jaime ha corrido sólo un par de cortinas entra su padre dando voces.

¡Jaime, hijo!

En cuanto Don Enrique entró en la casa Jaime volvió a correr las cortinas haciendo caso omiso a mi presencia.

Jaime hijo, no lo hagas. Vamos a correr todas las cortinas los dos. Si Pablo ha venido a visitarte, podemos enseñarle la casa juntos. ¿Está aquí Pablo?


© Carola C. Ballesteros

dimarts, 27 de gener del 2015

Segona "part de "Viaje a Madrid" // Segunda parte de "Viaje a Madrid"

Mentre preparo la primera presentació de "Viaje a Madrid" la segona part comença a prendre forma. // Mientras preparo la primera presentación de "Viaje a Madrid" la segunda parte empieza a coger forma.


dimecres, 14 de gener del 2015

La mansión

Corrigiendo el último relato del Curso de Escritura Creativa. Con ganas de seguir aprendiendo y seguir viendo mejoria en mis textos. Cuando esté terminado lo comparto.

dimecres, 7 de gener del 2015

Deberes

Cuando haces algo que te gusta no cuesta hacer el trabajo que te mandan para casa

¿Continuará?

Me lo preguntaron si iba a escribir la continuidad y dije que no. Pero lo dije convencida. Pero de repente....

dissabte, 3 de gener del 2015

Primeras imagenes de lectoras con "Viaje a Madrid" entre sus manos

Aquí os dejo las primeras imagenes que me han enviado algunas de las lectoras de "Viaje a Madrid".
Espero que os este gustando a todxs lxs que lo tenéis, y a aquellxs que aun no lo tengais, solo teneis que pedírmelo.
Un saludo