Las horas a tu lado pasan demasiado rápido.
Las horas separada de ti parece que no corren.
Creo que tenemos nuestros relojes mal sincronizados con el mundial.
Y esta sensación no es más que la consecuencia de la capacidad que tenemos de disfrutar la una de la otra, solas o en compañía, saliendo o quedándonos en casa, con los tuyos, con los míos o con las amistades compartidas. De una charla, de unas risas, de una mirada, de una caricia, de un espectáculo, de una fiesta, de un paseo, de la playa, de una comida, de una cena, de una película, de una salida. No importa donde estemos, ni con quien, ni de lo que hagamos, ni de si el tiempo acompaña o no.
Hay algo entre tú y yo que nos hace disfrutar de cada uno de los segundo que pasamos juntas. Y supongo que eso mismo es lo que me hace sonreir cuando te veo, cuando te pienso, cuando me preguntan por ti. Lo que me hace querer pasar todas las noches a tu lado y sentir tu cuerpo caliente a mi lado cuando me despierto. Lo que hace que mis manos echen de menos tu piel. Que mis labios extrañen los tuyos. Lo que le resta imporancia a cualquier cosa en el momento en el que me encuentro entre tus brazos. Lo que me hace escribirte a ti en el momento en que me encuentro con un papel en blanco delante mío aunque no sea para eso que lo saqué.
Hace poco más de seis meses que nos conocemos y algo más de dos que nos unimos para darle un giro a nuestra relación. Y otra vez creo que el reloj mundial no se pone de acuerdo con los nuestros. La sensación de conocernos y de tenerte cerquita de mi de hace mucho lo corrobora. Nunca encuentro las palabras exactas para expresarme cuando me pongo a escribir sobre nosotras y menos en este medio que no sé quien puede llegar a verlo. Solo espero que sepas todo lo que me dejo en el tintero, tanto por la falta de vocabulario para hacerlo, como por mantener ciertas cosas para nosotras solas.
Te quiero mi vida, espero no lo dudes nunca.
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