Cruzar el paso subterráneo.
Sacarte las zapatillas. Andar hasta la orilla. Sacarte los auriculares de las
orejas. Apagar el ipod. Sentarte ahí justo donde el agua apenas roza las puntas
de tus pies. Mirar a lo lejos y encontrarte con el horizonte.
Aquella línea lejana
que sigue ahí vayas a donde vayas. Aquel final e inicio de todo que te hace
creer que todo es posible. Que ocurra lo que ocurra no van a dejar de seguir ahí
para que nunca olvides que hay un camino para llegar ahí donde quieres ir.
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