dijous, 27 de desembre del 2012

Seguimos encendiendo velas...



Pronto va a hacer un año des de aquel viernes de reyes en el que nos conocimos. Las cosas pasaron del mejor modo que podían pasar entre nosotras. El interés de la una por la otra nació aquella primera noche, y poco a poco, la amistad fue creciendo y madurando.

Sin darme cuenta de cómo habían pasado las cosas y en qué momento algo cambió, pasó sin más. Las ganas de verla aumentaban, las ganas de estar con ella a solas crecían, el nerviosismo antes de verla apareció, notaba como quería hacer disminuir la distancia entre nosotras, como los abrazos eran cada vez más intensos.



Hace ocho meses, no tuve más remedio que acercarme a ella, besarla y no dejarla escapar. Nos pasamos una hora besándonos, abrazándonos, riéndonos, mirándonos, hasta que recordamos que no estábamos solas. No dudé en ningún momento en preguntarle si quería venirse conmigo a casa, aun a riesgo de recibir una negativa. Pero no quería despegarme de ella y tenía que hacérselo saber. 

Ocho meses más tarde sigo con esas ganas de verla, de compartir tiempo con ella, de estar a solas con ella, y los abrazos, con cada día que pasa, más nos unen. Doy gracias a la vida por haber hecho que nuestros caminos se cruzaran y a ti, por querer camina a mi lado.
Te quiero Sandra.

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