Todos hemos sufrido por amor y tenemos derecho a pasar el duelo a nuestra manera. Todos necesitamos un tiempo para ver como se recolocan todas las emociones en nuestro interior después del fin de una relación. El llanto es un gran compañero en estos momentos, nos guste o no, ayuda a quenos desahoguemos.
Pero no nos olvidemos que la vida sigue y que aunque no lo creamos en ese momento, hay motivos suficientes para levantar la cabeza y volver a sonreir. Y ya sé que es complicado a veces decirse a una misma estas cosas cuando crees haber perdido hasta la ilusión por las personas, pero todavía hay alguna que otra que esta dispuesta a arrimar un hombro y a decir aquello que no logramos recordar.
Muy cierto, ese duelo del que hablas, cada uno lo pasa como mejor sabe o mejor puede. A veces es necesario tomar esa distáncia que tantas veces me han pedido a mí por ser la causante y total responsable absoluta de ese duelo. Y no me queda más que respetarlo. En este caso, el duelo es mío, y no se puede estar como el perro del hortelano, he de dejar que cada cual encuentre su felicidad. Ser libres para amar significa desear la felicidad de la otra persona anteponiéndola a la tuya propia. Sin mí, sé feliz...
ResponEliminaEspero que tú también encuentres la felicidad.
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