Dicen que con quererse solo no vale y estoy totalmente de acuerdo con ello.
Hace un tiempo creí que no volvería a querer de este modo. Creía que me
pasaría la vida enamorada del amor pero sin ser capaz de volver a amar a otra
mujer como soy capaz de hacerlo y como estoy haciendo ahora mismo. Pero, como
también dicen, las cosas pasan cuando tienen que pasar, y cuando ya te has
hecho a la idea de que una vida en solitario es posible, o una vida sin ese
amor pasional, entonces ocurre.
Y no sé ni cómo ni por qué, pero a mí me ocurrió. Cuando después de amores terminados
e ilusiones imposibles decides darte la oportunidad de ser feliz sin más,
entonces te encuentras delante de esa persona que sin esperar ya nada,
encuentra en ti lo mismo que tú en ella: una amiga, una compañera, una amante y
una mujer con la que compartir el día a día.
Y, como decía, sé que con quererse solo no vale. Pero si vale con hacer del
día a día algo especial, de buscar en la rutina aquello que puede convertir un
desayuno en una muestra de cariño, una ducha en un momento para cuidarnos, el
hacer ejercicio en un bienestar compartido.
Hacer especial los momentos en los que se rompe la rutina es sencillo,
compartir el día a día haciendo de cualquier cosa algo increíble sin que ello
suponga un esfuerzo para ninguna de las dos.
Lo dije en su momento y como con tantas otras cosas, no me cansaré de
repetirlo: me tocó la lotería.
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