Cuando el cuerpo se
agota. Cuando te das cuenta que no sirve
con ocho horas de sueño. Cuando necesitas descansar tanto la mente como el
cuerpo. Cuando el ritmo del día a día se vuelve temporalmente frenético. Cuando
a pesar de querer disfrutar de ella también en la cama, se te cierran los ojos
nada más empezar a desnudarte para
meterte en la cama. Entonces, darte cuenta que mientras vuestros cuerpos
descansan, sigue existiendo ese qué que os hace buscaros en la oscuridad de la
noche cuando vuestras pieles dejan de estar en contacto, te hace darte cuenta
que esta vez sí.
Esta vez si, y lo que digo lo digo con sus consecuencias, solo el roce de su piel, me hace sentir que a mi lado esta y segura me siento, fabuloso como siempre tus escritos.
ResponEliminaGracias Lola!! Como siempre ;)
ResponEliminaY gracias por seguirme!!