Dicen que todos nuestros actos tienen sus consecuencias.
Lo malo es cuando esas consecuencias duran y duran y duran y parecen no
tener fin.
Todos cometemos errores y nos toca apechugar con ellos, pero cinco años ya
son muchos, y cinco años con sustos, con miedos y con la libertad coartada por
algo que debía ser una ayuda mutua temporal se está convirtiendo en la tortura
de mi vida.
No me salen ya palabras nuevas al respecto. Ya no se me ocurre como
describir esta situación. Solo que la vida te va poniendo piedras en el camino
que te van creando desconfianza respecto de las intenciones de la gente. Y sé
que queda gente que vale la pena, y sé que tengo gente a mi alrededor que vale
la pena. Pero en días como hoy en los que el banco vuelve a llamar, en los que
pido explicaciones para mi (nuestra) tranquilidad y no recibo respuestas, me
pregunto ¿qué voy a hacer con mi vida?
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